Viernes, 28 Enero 2005 11:48

HEMORRAGIAS

Una hemorragia implica la pérdida de sangre, ya sea por una simple contusión o una herida seria y profunda; y puede afectar al buen funcionamiento de los órganos. Para evitar complicaciones derivadas de una pérdida de sangre debemos saber actuar. Toma nota. La salida de sangre, fuera o dentro del organismo, como consecuencia de una causa accidental (heridas o contusiones) o patológica (hemofilia), se considera hemorragia. Lo primero a tener en cuenta es la diferencia que existe entre hemorragia externa y hemorragia interna.


· Hemorragia externa: cuando vemos que la sangre sale a través de una herida. Pueden ser provocadas por desgarros, cortes y heridas.
· Hemorragia interna: cuando la sangre no fluye al exterior sino que se queda en el interior, acumulándose debajo de la piel o en una cavidad orgánica. Pueden ser provocadas por aplastamientos, punciones, desgarros en órganos y vasos sanguíneos, y fracturas.

Pero esta no es la única clasificación que existe. Según los medios que encuentre la sangre para manifestarse, se habla de un tipo u otro de hemorragia. Son los siguientes:
Hemorragia Capilar o Superficial: cuando la sangre proviene de los vasos sanguíneos superficiales. Características: se trata de una hemorragia escasa, lenta, que parece emanar del mismo tejido y que se puede controlar fácilmente.
Hemorragia Venosa: cuando la sangre proviene de las venas encargadas de llevar sangre de los órganos vitales hasta el corazón.
Características: se trata de una hemorragia continua, lenta, de escasa o abundante cantidad, con sangre color rojo oscuro por contener menos oxígeno.
Hemorragia Arterial: cuando la sangre proviene de las arterias, encargadas de conducir la sangre desde el corazón hacia los demás órganos.
Características: se trata de una hemorragia intensa, abundante e intermitente porque la sangre circula con mayor fuerza y coincide con cada pulsación. La sangre es de color rojo brillante, por contener mucho oxígeno.

¿Cómo actuar?
Lo importante es saber actuar. No se deben perder los nervios, actuar con calma y llegar hasta donde sepamos, sin querer jugar a ser médicos de urgencias si no sabemos lo que estamos haciendo. Además, el propio organismo dispone de mecanismos naturales de control para frenar la hemorragia. La sangre se coagula, y se inicia un proceso de reparación y cicatrización natural. No obstante, hay algunas cosas que tú puedes hacer:

En caso de hemorragia externa:
· Acostar a la víctima.
· Colocarse unos guantes y descubrir la lesión.
· Aplicar sobre la herida una compresa, gasas o tela limpia ejerciendo una fuerte presión sobre ella.
· Si la hemorragia se localiza en un miembro, elevarlo, excepto cuando se sospeche lesión de la columna vertebral o fracturas. La elevación de la parte lesionada disminuye la presión de la sangre y reduce la hemorragia.
· Vendar la herida sin retirar la compresa, gasas o tela utilizadas anteriormente.
· Solicitar asistencia médica.

· En caso de hemorragia arterial en miembros superiores: presionar la arteria braquial, que se encuentra en la cara interna del tercio medio del brazo, para disminuir la sangre en el brazo, antebrazo y mano.

· En caso de hemorragia arterial en miembros inferiores: la presión se hace en la ingle sobre la arteria femoral, para disminuir la hemorragia en muslo, pierna y pie.

· Como último recurso, hacer un torniquete: con una venda triangular doblada o una banda de tela de, al menos, 4 cm. Colocar la venda cuatro dedos por encima de la herida, dar dos vueltas alrededor del brazo o pierna, hacer un nudo en los extremos de la venda, colocar una vara corta y fuerte y hacer dos nudos más sobre la vara, por último, girar la vara lentamente hasta controlar la hemorragia. Soltar una vez cada siete minutos.

· Se puede dar de beber agua o suero oral al afectado.

En caso de hemorragia interna
· Llamar de inmediato a una ambulancia.
· Mantener a la persona inmóvil.
· Aflojar las prendas que puedan causarle opresión.
· Elevarle la cabeza y las piernas con una almohada, chaqueta,... Los pies deben estar más elevados que la cabeza.
· Cubrirle con una manta o abrigo para mantener la temperatura.
· Situarle de lado, con mucho cuidado, para facilitarle la respiración.
· No darle agua aunque manifieste una intensa sensación de sed.
Estado de shock
Es importante observar si la persona que sufre la hemorragia está viviendo un estado de shock. Este se caracteriza por las siguientes características:
· Extrema palidez.
· Frialdad de la piel.
· Pulso débil y acelerado.
· Respiración agitada.
· Sensación de desfallecimiento.
· Inconsciencia.

Si es así, hay que trasladar al afectado directamente a urgencias, controlar su respiración y pulso cada cinco minutos, abrigarle bien y no darle nada de beber o comer.

Normalmente, un estado de shock es síntoma de una hemorragia interna, al igual que un abdomen rígido o sensible, la pérdida de sangre por el recto o vagina y los vómitos de sangre.
A. Montes

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